" DESTINO" ( cuento)
"Destino" (Publicada el martes 28 de marzo de 2006)
Casi siempre mateaba en el patio, mientras se acercaba la hora de la siesta, dispuesto en la vieja silla de mimbre que crujía cada vez que se movía o daba vuelta una página del Diario; su fiel amigo mirándolo fijamente siempre esperaba una caricia cómplice y cariñosa, una vez recibida se acostaba a sus pies.
Entre los sonidos de la tarde, los colores de las las flores del jardín junto al patio y el sabor de la yerba amarga, se perdía en pensamientos adormilados, los que, por tener esta característica, se asemejaban a una especie de trance, donde veía o imaginaba lo que debía escribir en el día. Una vez percibido alguna señal, que manifieste la proyección de algún camino, se disponía a comenzar sus tareas.
Fernando no tenia hijos, no por que no hubiese tenido mujeres o amores en su vida, sino, que no había tenido la suerte de encontrar a una compañera, que se adecue a su particular forma de vida, la única mujer con la cual se relacionaba era “Ada”, una señora mayor que venia una vez por semana a limpiar y lavar la ropa.
El trabajo en el diario, la militancia en el Partido Socialista y su afán de conocimiento, lo mantenía permanentemente estudiando, convirtiéndolo en un hombre con poco tiempo. Inclusive los fines de semana, ayudaba en centros comunitarios y comedores; cuando no estaba haciendo horas extras para pagar los impuestos y servicios.
Fernando escribía durante seis horas sin interrupción, una vez que alimentaba a su mejor amigo y calentaba otra pava de mate. Su trabajo era escribir en varias columnas en distintas revistas, pero siempre bajo un seudónimo, el anonimato era fundamental, no solo para su necesaria tranquilidad ,sino también, por su militancia política en el partido.
Se daba cuenta que era hora de cesar el trabajo, cuando el hambre del mediodía comenzaba a sentirse, entonces se levantaba y presto salía para el almacén de la avenida.
El sol caía cenital sobre el suelo porteño. Las sombras de los peatones formaban un mundo fugas sobre la vereda, la misma vereda que lo había acompañado de niño y la misma que lo vio aprender a andar en bicicleta. El barrio había cambiado, las casas modernas, los edificios privados ya no daban el calor hogareño como el que había cuando éramos niños, ahora reinan las alarmas, las cámaras de seguridad, las rejas blindadas y los vidrios polarizados los que mantienen un aspecto frío y casi sintético de una sociedad donde reina la inseguridad y la corrupción.
Cuando llegaba con la comida, lo primero que hacia era encender la televisión, donde tenia sintonizado en forma permanente, un canal de 24 horas de noticias. Mientras disfrutaba del almuerzo, pensaba en como continuar sus escritos, este ritual lo repetía todos los días; aunque a veces la traición del sueño diurno, inmediato al almuerzo, se apoderaba de él.
Cuando despertaba, continuaba su trabajo hasta altas horas de la madrugada, siempre acompañado de su mejor amigo, durmiendo recostado debajo de él y la computadora. Pero esa tarde, una noticia que escucho al prender la televisión lo indignó, lo llenó de furia, de dolor y decidió ir al lugar de los acontecimientos. La noticia anunciada, era sobre una manifestación en Plaza de Mayo, cerca de la casa de gobierno.
Salió dejando la televisión encendida, el perro creyó que el también saldría e intento seguirlo pero la puerta se cerro sobre su hocico.
Ya en la calle mientras cerraba la puerta, vio que el colectivo se acercaba desde la esquina y en una atlética corrida, trepo por su escalerilla, saco boleto y se sentó en el primer asiento disponible.
A través de la ventana del colectivo, sus pensamientos combinados con sus ansias de justicia moral, lo poseían de fervor revolucionario. Sentía en su interior un nerviosismo particular, distinto, pero con ausencia de miedo.
Recordó con cariño enternecedor a los héroes de su infancia, el primero que le vino a la mente fue Robin Hood el legendario personaje que vivia en el bosque con sus secuaces; luego Wiliam Walace, libertador de Escocia que lucho y murio bajo el reinado de Eduardo I de inglaterra a fines del siglo doce; inmediatamente recordó a Máximo Decimo Meridio, leal servidor y General de las Tropas del Emperador Romano Marco Aurelio en el año 253 antes de cristo; así mismo pensó en Ernesto “Che” Guevara, asesinado en Bolivia por orden de Estados Unidos; también pensó en el General José de San Martín, Simón Bolivar, Martín Luther King, Malcom X, Mahatma Ghandi, la Madre Teresa de Calcuta y por ultimo en Cristo, solo al pensar en él y su causa le provocó una sensación de tranquilidad y paz interior. Momentáneamente.
Una frenada repentina del Colectivo, disolvió su imagen y su sentimiento, devolviéndolo a la realidad.
La calle estaba cortada por la manifestación y grupos policiales trataban de contener a la muchedumbre.
Bajó casi corriendo, cayéndose sobre un auto que yacía inmóvil estacionado. Perdiéndose en el gentío, llego hasta el último cordón policial, donde algunos uniformados golpeaban con palos a manifestantes. Tratando de separar, vio que un oficial golpeaba a un joven, que estaba en el piso arrastrándose para escapar de la barbarie. Ese cuadro provoco su ira, miro a su alrededor y corriendo en su dirección empujó al oficial haciéndolo caer al piso, en ese momento otro efectivo policial desenfunda su arma y dispara hacia la multitud. Inmediatamente se desata una represión que dura dos horas. Fernando logra escapar y toma un taxi rumbo a su casa.
Al bajar del taxi, un poco de sangre cae al pavimento y salpica su zapato izquierdo. Al entrar a su casa, su mejor amigo le salta encima, como todos los días cuando llega, pero esta vez Fernando cae desvanecido en el piso. Ada lo encuentra horas después.
Los detenidos son mas de cien, los heridos son llevados a distintos hospitales, los medios de comunicación no paran de hablar de estos hechos, radios , noticieros televisivos, diarios, revistas, ganan audiencia y aumentan sus ingresos hablando de lo sucedido pero ninguna intervención humana del gobierno se hace presente, solo los informes policiales y de los hospitales cercarnos, quienes confirman que no hubo ninguna víctima fatal.
Fernando alcanzo el cielo y la inmortalidad. Fue enterrado, sin honores y en el anonimato, al día siguiente en una fosa común en el cementerio de Olivos. Ante la única presencia de Ada.
Su mejor amigo se le unió una semana después.
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