jueves, 9 de octubre de 2008

" Vida Moderna"

Quieres que te cuente la historia, de comienzo a fin, vida y obra, nacimiento y muerte de nuestros días.
Sabes que no puedes escapar de tu deseo, de tu martirio por conseguir las pequeñas estupideces que supuestamente te harán felíz.
Diambulas por las calles, los tugurios, los cafetines, los subtes; convives con la miscelania del universo.
Pero tu sacas poesía de ello, anuncias con tus discursos insolentes el extraño devenir de tu época.
Nublás las mentes de tus contemporaneos con verdades de aquelarre y azotas los ojos de los caballos del miedo en busca del descanzo de tu hastío.
Ya nada queda por contaminar, la humanidad lo debasta todo, cual langostas abordan los supermercados, los puestos de diarios, las estaciones de servicio, los negocios, los restaurantes, los bares, las fondas, las parrillas, los hoteles, los albergues, los hipódromos, los casinos, las canchas de fútlbol y demás tugurios amigos al alcance del condenado ciudadano moderno. Perdido en las calles de la ciudad cripta, quemando el último litro de gasolina del universo, escapan en sus bólidos sarcófago en busca de sus próximas anciedades. Y todos buscan de cama en cama, de beso en beso, de ambición en ambición pero nadie encuentra a nadie, por que todos se buscan asi mismos pero en el otro; la decadencia del ser, solo se hace presente en nuestra lucha interna, allí nadie queda exento, todos debémos pagar alguna cuenta.
Y para los que suponen poder salvarse de la venganza de sus egos, sépan, que nadie escapa, todos quedamos sometídos al cadalso que nosotros mismos construimos. El cuerpo se vuelve la casa y la casa deviene en patíbulo.
El único Juéz es el tiempo.